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La teoría cuántica, desarrollada para explicar lo que sucede dentro del átomo, llevó a los físicos a comprender que la realidad en la que vivimos no es inequívoca, incluso en términos de las estructuras más básicas de la materia. Como muestra la investigación en física, la conciencia de los fenómenos de observación humana juega un papel importante en la determinación y definición del nivel más fundamental de la realidad: el carácter y el comportamiento de los componentes más elementales de la materia.
Estas ideas científicas proporcionan una perspectiva fascinante sobre la vida humana en general, y el poder de influencia de la conciencia humana, en particular. Proporcionan una nueva visión de las palabras del gran cabalista, el rabino Akiva, en el Tratado Avot del Talmud: "Todo está previsto y se da libre albedrío": nuestras vidas ya no se ven como un continuo predeterminado a lo largo de un camino establecido. Cada momento es una encrucijada de posibilidades. Al desarrollar nuestros puntos de vista, nuestros pensamientos y nuestras percepciones de la realidad, en realidad elegimos y determinamos su carácter. La teoría cuántica demuestra empíricamente lo que se enseña en la Cabalá: que el libre albedrío del ser humano tiene un impacto crucial en la realidad.
Si esto es cierto para el comportamiento de las partículas más básicas de la materia, lo es aún más para que el pensamiento positivo y las opiniones nos permitan producir la realidad positiva deseada en aspectos concretos como la salud, los medios de vida, las relaciones interpersonales y más. Las enseñanzas de la Cabalá sobre el poder del pensamiento positivo adquieren una dimensión especialmente fascinante en la perspectiva de la física moderna.